lunes, 31 de octubre de 2011

Todo se fía a los radares: El Gobierno reducirá un 5% la plantilla de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil

La relación entre la plantilla de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil (ATGC) y el número de vehículos en la carretera es ya una cuestión de alarma nacional. No olvidemos que, como se afirma en un comentario a esta entrada, en el programa electoral del PSOE del año 2004 se comprometía a aumentar la plantilla en 3000 Agentes ( mil por tres años consecutivos) lo que de haberse cumplido hoy debería haber una plantilla cercana a los 12000 Agentes lo que seguiría siendo escaso. En la década de los 90, la propia Dirección General de la Guardia Civil reconocía en un documento interno que se necesitaban, por aquellos años 14.000 Agentes. Todo ello con un parque de vehículos y de kilómetros de carreteras mucho menor que el actual.

Sólo hay que mirar el incremento de kilómetros de carretera en la década del 2000 al 2010 -la década de la economía "champions league"-, o el de vehículos, o permisos de conducción existentes. El incremento ha sido grande y es fácil comprobarlo: las estadísticas de kilómetros de carretera existentes, la del parque de vehículos en circulación, la de permisos existentes. Si este incremento se pone en relación con el número de Agentes de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil, se observa de manera inmediata que el incremento en el número de Agentes no ha sido ni por asomo proporcional al incremento de kilómetros de vía o de vehículos durante el mismo periodo.

A pesar del incremento significativo de Agentes en la Agrupación que se produjo durante los años 2006, 2007, 2008 y 2009, gracias a convocatorias mastodónticas de plazas, el número total de Agentes se ha estancado en poco más de 9.000 agentes de los que tan sólo una quinta parte están a pie de arcén en el mejor de los casos, como en operaciones especiales de tráfico.

Ya no se ven guardias en la carretera.
 Esta situación motiva la preocupación de los conductores, que tras realizar viajes de centenares de kilómetros, comentan que no se han cruzado con ninguna pareja de Guardia Civil de Tráfico, que parecen haberse convertido en una rara avis de la carretera.

Con el avance de la crisis económica la situación no sólo no ha mejorado, sino que parece empeorar. De las restricciones en el uso de vehículos, en el uso de boquillas para pruebas de alcoholemia y en otros medios materiales necesarios para el quehacer diario de los agentes, se pasó a las presiones sobre los guardias para que incrementasen el número de denuncias impuestas, materializándose dichas presiones en la imposición de un baremo para medir el rendimiento que otorga una clara preponderancia a la actividad sancionadora de los agentes sobre otras actividades "menos rentables", tales como los auxilios en carretera a vehículos accidentados o la instrucción de informes sobre accidentes.

Con la aplicación de este baremo, algunos agentes que han presentado una menor actividad sancionadora respecto a sus compañeros de Unidad, han sido propuestos para la retirada de una complemento de sus nóminas, que ya habían sufrido el recorte general del 5% común a todos los funcionarios. La evidencia, irrefutable, sobre la búsqueda por parte de la DGT de mayores ingresos derivados de las sanciones de tráfico ha sido la constante en toda información que tocase las relaciones entre la ATGC y el Ministerio del Interior.

Los radares son más rentables.
Pero como no hay dos sin tres, la política de Interior y de la Dirección General de Tráfico hacia la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil no ha parado aquí. Si hasta ahora era difícil observar parejas de Agentes en la carretera, que siguen siendo un pilar fundamental de la política preventiva de seguridad vial, amén de un suspiro de tranquilidad para la inmensa mayoría de los conductores, a partir de ahora no sólo será difícil: será más bien misión imposible. Según informan fuentes de la Agrupación a www.elantirradar.com, la intención del Ministerio del Interior es reducir de manera progresiva el número de agentes de la Guardia Civil de Tráfico en un 5%, mediante la amortización de las vacantes por pasar a la reserva o a otras especialidades, e incluso mediante el envío forzoso de los agentes "díscolos" a cursos de reciclaje, cuya no superación supondrá la pérdida de la llamada Especialidad de Tráfico, es decir, la cualificación profesional para ejercer como guardia de tráfico.

Sobra decir que los exámenes para la superación de esos cursos de reciclaje serán debidamente "adaptados" para que obtengan la revalidación de la especialidad sólo aquellos que lo merezcan, es decir, los que primen la recaudación sobre la prevención y el auxilio.

Con esta medida de reducción de la plantilla de la Guardia Civil de Tráfico, ya en marcha, se buscaría exclusivamente una reducción de costes, sobre todo aquellos derivados de la uniformidad de dotación, ya que al parecer sólo existe presupuesto para cubrir los gastos de uniformidad de 8.800 Agentes. Blanco y en botella.

Lo que es evidente es que la menor presencia en las carreteras, debido a la reducción del número de agentes iniciada a mediados de 2010 y que se ejecutó no ofertando las vacantes que se iban produciendo, sí que redundará de manera decisiva en el incremento de la siniestralidad vial -ya lo está haciendo-, aunque el señor Director General de Tráfico siga insistiendo en que es la bajada en el número de denuncias, o el apoyo a la plataforma Movimiento140.com lo que ha provocado el repunte de los accidentes.

Mientras, para lo que no falta presupuesto es para radares: este año nos esperan 100 nuevos dispositivos. Por nuestra seguridad.